Deafness
Un gato
dotado de un oído perfecto, girará la cabeza en la dirección en la que perciba
el sonido y orientará sus orejas móviles hacia la localización exacta de donde
provenga el ruido. Un gato que no presente este comportamiento, puede sufrir
sordera. Una sordera duradera (permanente) puede ser originada por una
enfermedad genética, por problemas degenerativos o incluso como consecuencia de
infecciones en el oído interno. Muchos gatos blancos son sordos de nacimiento.
Por el contrario, una sordera pasajera (temporal) puede ser provocada por una
infección en el oído externo o interno, por un tapón de cera o por parásitos.
Por lo general un gato se adapta perfectamente a la sordera.
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La seguridad
de tu gato es primordial: esfuérzate en evitar las situaciones en las que la
pérdida o disminución de su sentido del oído pudieran resultar peligrosas. Por
ejemplo, no le dejes pasear libremente en zonas con tráfico denso o cerca de
donde los jardineros cortan la hierba o cerca de un perro que ladra.
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Sustituye
las señales vocales por signos realizados con las manos, que sean claros y
fáciles de reconocer, y úsalos de forma sistemática. Por la noche puedes
utilizar una linterna para indicar a tu gato que su comida le espera.
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Esfuérzate en
tener el máximo de contacto visual posible con tu gato.
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No olvides
que un gato sordo es incapaz de captar las señales de amenaza o de ataque que
emiten otros animales que se le aproximen. Evita conflictos con otros gatos o
perros.
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Ponle a tu
gato un collar en que se van de forma fácil tus datos y el teléfono del
veterinario, además de la indicación: “Soy sordo”.
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Para mayor
seguridad limita el territorio de tu gato a un jardín cerrado.
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