lunes, 21 de octubre de 2013

¿Los perros tienen emociones?





¿Los perros tienen emociones? ¡Por supuesto! Y normalmente los propietarios de perros consiguen identificar el estado de ánimo de su compañero según el lenguaje corporal y las expresiones del rostro, los ruidos que hacen e incluso según la forma como se desplazan. Instintivamente sabemos si nuestro perro está excitado, contento, triste, frustrado o ansioso.
Sin embargo, este tema ha provocado apasionados debates entre los etólogos, principalmente porque es muy difícil cuantificar o medir las emociones. Aunque es evidente que tu perro tiene una vida emocional rica, los científicos no consiguen determinar exactamente en qué medida los perros son felices o asustadizos; por eso algunos de ellos han decidido ignorar las emociones y el papel que juegan en la forma cómo un perro aprende a comportarse o a expresarse.
¿Qué entendemos por emociones?
Las emociones son las sensaciones que impulsan a los perros a reaccionar a un suceso o a una situación y es también la manera cómo se sienten ellos después de haber reaccionado de esta forma. Por ejemplo, la emoción negativa de temor puede llevar a los perros a defenderse, mientras que los sentimientos positivos de contacto y de tocar pueden ayudarles a formar y a mantener relaciones con otros miembros de un grupo. Las emociones pueden dividirse en emociones positivas o negativas y pueden tener intensidades crecientes o decrecientes. Por ejemplo, a medida que aumenta la alegría del animal, el placer se transforma en júbilo y en exaltación, mientras que la frustración puede convertirse en miedo y rabia y la aprensión en temor y en terror. Los animales con problemas de comportamiento a menudo tienden hacia los extremos en el momento de expresar su comportamiento problemático.
Investigaciones recientes han demostrado que todos los mamíferos, e incluye a los perros, poseen siete sistemas emocionales básicos que les permiten reaccionar a las informaciones transmitidas al cerebro por medio de los sentidos. Estos siete sistemas incluyen un sistema de búsqueda para detectar la comida, un sistema de miedos para responder a los acontecimientos no familiares susceptibles de ser peligrosos, un sistema de juego y un sistema de cuidados para criar la prole y formar los vínculos sociales esenciales.
En el cerebro humano hay unas áreas que pueden procesar esta función emocional en emociones más elaboradas tales como el amor, la vergüenza, el desprecio, la inquietud, etc. Aunque no asociamos estas “emociones superiores” a los perros, no significa que ellos no puedan sentir emociones fundamentales como la alegría, la tristeza, la cólera y el miedo, al igual que lo hacemos nosotros.
Los etólogos modernos se dan cuenta de que las emociones son determinantes para comprender a los animales, aunque no sea posible medir estas emociones de forma precisa. Se basan en las emociones para tratar los problemas de comportamiento de los animales de compañía.
Problemas emocionales
Reconocer que los perros tienen emociones permite hacer avances en otros terrenos, en concreto, en el tratamiento de problemas de comportamiento: agresividad, limpieza excesiva y nerviosismo. En general, una evaluación se realiza en tres etapas:
·         Una evaluación emocional del perro en el momento de la detección del problema.
·         Una evaluación del estado anímico del perro, de su humor y de su comportamiento general.
·         Una evaluación profunda que permita determinar con precisión los factores, internos o externos, que contribuyen a la persistencia del comportamiento problemático, a pesar de las numerosas tentativas para erradicarlo.
Más que observar simplemente sus comportamientos, los etólogos toman en cuenta las emociones experimentadas por los perros para intentar aportar una solución más eficaz a sus problemas.




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