Generalmente los
perros compiten unos con otros así como con su familia: para recibir atención,
por su sillón preferido, por los juguetes y el acceso a la comida. La vida en
un grupo social tiene sus ventajas, claro, pero también puede ser causa de
estrés cuando ciertos elementos o ciertas actividades son particularmente
codiciados o escasos. La mayoría de perros parecen reconocer los límites y
ceden ante los miembros de su familia. Sin embargo, en algunos casos, amenazan
a todos los que se oponen a ellos, gruñendo y llegando incluso a morder.
Reconocer un comportamiento posesivo
“La agresión
posesiva” es el término utilizado para describir un comportamiento amenazador:
el perro fija la vista, vigila, gruñe, muestra los dientes o muerde, cuando se
trata de comida, juguetes u otros elementos que le pertenecen. Contrariamente a
la agresión ligada a la dominancia, que acostumbra a aparecer por primera vez
en jóvenes adultos (más frecuente en los machos), la agresión posesiva puede
observarse en los cachorros o los perros de ambos sexos. Aunque ciertos perros
que muestran agresión de dominancia tienen antecedentes de comportamiento
posesivo cuando eran cachorros, no todos los cachorros agresivos serán
forzosamente adultos agresivos.
¿Qué puedes hacer?
Al igual que en el
resto de categorías de comportamiento agresivo, la agresión posesiva puede
comportar graves mordeduras. Hay que enseñar a los cachorros que este
comportamiento no es aceptable. Un método eficaz, utilizado por los
adiestradores, consiste en enseñar al cachorro a soltar los objetos cuando se
le ordena. Se trata de empezar por los elementos menos interesantes y de
recompensar al cachorro cuando los suelta (idealmente, haciendo que se aleje
enseguida del objeto y se siente) con una golosina para apartarlo. También se
aconseja la prevención, sobre todo en los hogares con niños. Por ejemplo, los
perros que se estresan, en particular si se le acerca alguien mientras comen,
se deben poner aparte durante sus comidas. Los que gruñen o que muerden cuando
muerden o juegan con los juguetes, solo deben tener acceso a los juguetes
cuando están separados del resto.
El control es la clave
Lo más importante a
tener en cuenta es que la agresividad, sea cual sea lo que la motive, no puede
“curarse”, solo controlarse. Si tu perro gruñe, muestra los dientes o muerde,
pide a tu veterinario que te indique un especialista en comportamiento animal.
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