lunes, 21 de octubre de 2013

Perros en busca de atención






Los perros necesitan que se ocupen de ellos y a menudo buscan nuestro afecto. Sin embargo, los perros inteligentes o exigentes aprenden muy rápido la forma cómo pueden llamar nuestra atención y a veces tienen tendencia a volverse pesados, incluso acaparadores.
Muchos perros aprenden cómo focalizar la atención en ellos. Para hacerlo, ladran de forma intempestiva, saltan y rascan con la pata, muerden su correa, esconden una serie de objetos, y manifiestan también comportamientos estereotipados como dar vueltas en círculo para atraparse la cola o hacer ostentación de una actitud agresiva.
El comportamiento del perro pasa por un “des aprendizaje”.
Es útil que sepas en qué medida puedes estar recompensando la necesidad de atención excesiva de tu perro, incluso si ignoras que lo estés haciendo. Tomemos el ejemplo de un perro que, sistemáticamente, se pone a ladrar cuando tú estás al teléfono. En general, no harás caso de esta molesta costumbre, salvo en casos muy raros en el que le dirás que se calle. En realidad, el perro interpretará esta orden como una recompensa que le incitará a seguir ladrando, contrariamente a lo que se le ha pedido ¿Por qué? a) Al ladrar, el perro ha conseguido provocar una reacción en ti, al interrumpir tu conversación telefónica y b) cuando el perro se mantiene en silencio, esta actitud no provoca ninguna reacción en sí misma y no le reporta una recompensa. Conociendo estos principios básicos, te será más fácil corregir el comportamiento del perro.

Educación elemental

En general, los perros aprenden a respetar y a poner en práctica las consignas de obediencia elementales y en particular las órdenes del tipo “siéntate”, “échate”, “no toques” y “levanta”. ¡Sigue practicando este tipo de ejercicio! Y procura seguir cierta lógica. De esta forma, podrás decir “siéntate” a tu perro antes de darle lo que desea, tanto si se trata de una caricia, comida, o para jugar, pero también para enseñarle a controlar sus emociones en presencia de otras personas.

El control con la correa

Los perros que tienden a echarse encima de la gente, saltar o escaparse lejos, deben mantenerse atados cada vez que sus comportamientos puedan acarrear problemas. Es mejor anticiparse para evitar este tipo de efusión que tener que recurrir a la correa cuando el mal ya está hecho. Por ejemplo, si tu perro tiene tendencia a ser demasiado expresivo con tus invitados, mantenlo con la correa puesta antes de abrir la puerta. Así podrás controlar y corregir, si es necesario, su comportamiento.

Estimular a tu perro

Los perros que buscan llamar la atención con demasiada insistencia, a veces necesitan un estímulo físico o mental. Ocúpate de tu perro durante algunos minutos pero de forma repetida durante todo el día, y procura que se familiarice con las señales que, por tu actitud, le indicarán que no puedes ocuparte más de él (por ejemplo, dándole la espalda, evitando cruzarte con su mirada, no hablándole o no acariciándole, etc.). En todos los casos serás tú quien decide en qué momento deseas entrar en contacto con el perro y también quien decide cuándo debe finalizar este contacto.

¡La recompensa!


Los perros aprenden muy rápido a comportarse de forma adecuada si sus comportamientos “correctos” tienen una recompensa o si, por el contrario, sus comportamientos “incorrectos” quedan sin respuesta. 
Si de todas formas el problema persiste, pide consejo a tu veterinario o a un especialista en comportamiento, sobre todo si tu perro se vuelve agresivo. Paciencia, comprensión y coherencia serán de ayuda para enseñarle unas buenas maneras y contribuirán a hacerlo menos dependiente de ti.

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