Mantener a tu perro en forma y
con buena salud
Cualquier
buen veterinario te dirá que más vale prevenir que curar. Por lo tanto, además
de ofrecerle una dieta nutritiva y equilibrada, puedes ayudar a que tu cachorro
se desarrolle correctamente si le haces practicar ejercicio y lo examinas
periódicamente, sobretodo sus dientes.
Ejercicio
Mantenerse
en forma es tan importante para tu cachorro como para ti. El ejercicio sano
ayuda a los cachorros a estar llenos de energía, a mantenerse en forma y a
formar un sistema inmunitario fuerte que les evitará ponerse enfermos
demasiadas veces. Pero también hay que tener cuidado con el exceso de
ejercicio.
Al
principio, el cachorro solo necesita jugar libremente en el jardín o en un
parque. El criador te facilitará un programa de ejercicios adecuado. Si no es
así, pídeselo. Además de mantener al cachorro en buena forma, el ejercicio
también constituye un medio básico de socialización, al permitirle jugar
libremente con otros perros y personas. Sin embargo, debes evitar los juegos
demasiado violentos, especialmente con las razas más grandes, que podrían lesionarse
las articulaciones que están en pleno crecimiento.
Enseña a tu
perro a pasear correctamente con correa y sin tirar de ella, incluso si más
adelante rara vez deberá salir con correa. Puedes usar un arnés que permite un
aprendizaje más suave, pero no utilices nunca un collar estrangulador: es una
técnica obsoleta desde hace mucho tiempo y que puede resultar muy peligrosa,
sobre todo para un cachorro.
Haz que el ejercicio sea interesante para que tu cachorro y tú lo disfrutéis más. Dar la vuelta a la misma manzana de casas tres veces por la mañana y por la noche, es igual de aburrido para los dos. Una buena manera de captar la atención de tu perro puede ser jugando a devolverte las pelotas y los juguetes (nunca palos por su posible peligro). Otro ejercicio muy clásico es que los miembros de la familia se escondan durante un paseo, algo que desarrolla las capacidades en materia de rastreo. Si vives en el campo, intenta dar algunos paseos por la carretera, para mantener las uñas de tu cachorro en buen estado y para mejorar su comportamiento cuando va con correa.
Haz que el ejercicio sea interesante para que tu cachorro y tú lo disfrutéis más. Dar la vuelta a la misma manzana de casas tres veces por la mañana y por la noche, es igual de aburrido para los dos. Una buena manera de captar la atención de tu perro puede ser jugando a devolverte las pelotas y los juguetes (nunca palos por su posible peligro). Otro ejercicio muy clásico es que los miembros de la familia se escondan durante un paseo, algo que desarrolla las capacidades en materia de rastreo. Si vives en el campo, intenta dar algunos paseos por la carretera, para mantener las uñas de tu cachorro en buen estado y para mejorar su comportamiento cuando va con correa.
Piensa
también en probar otras formas de ejercicio. Por ejemplo, ¿hay alguna piscina
para perros en tu zona? Algunas razas, como los Terranova y los Retrievers,
adoran chapotear en el agua.
Visita al veterinario
Cuando ya
hayas elegido a un veterinario cerca de tu casa, intenta pedir hora para el
primer día que tengas al cachorro en casa. Avísale de que se trata de una
visita para examinar a un nuevo cachorro, ya que en este caso quizás quiera dedicarle
un poco más de tiempo que los 10 minutos de consulta habituales. Cuando estés
en la sala de espera de la clínica, mantén al cachorro en tu regazo y a
distancia de los otros perros. Éstos, podrían estar enfermos y un cachorro es
especialmente sensible a las enfermedades. Mirar de llevar contigo algunas
golosinas, solicitando al veterinario y ayudantes si puedes recompensar al
cachorro durante su examen.
En la
primera consulta, el veterinario llevará a cabo un examen general del cachorro
y te informará sobre las vacunas. Es importante que no te olvides de llevarle
la información referente a cualquier tratamiento anterior (el criador debe
entregarte la cartilla de vacunas). Tu veterinario también te comentará las
cuestiones acerca de las lombrices y pulgas, de la identificación por
microchip, así como de la esterilización. Igualmente, responderá a las
preguntas que tengas sobre su salud, alimentación, ejercicio o aseo. No olvides
pedirle información sobre las “reuniones de cachorro” y los cursos de adiestramiento.
Exámenes periódicos
Los cachorros se ponen enfermos con frecuencia. La
mayoría de las enfermedades se tratan mejor y cuestan menos dinero si se
detectan rápidamente. Por eso es importante que tú mismo le hagas un chequeo de
salud una vez al mes. Además, siempre es mejor tomar precauciones si sospechas
que algo no va bien. En este caso, no dudes en llevarlo al veterinario. Aquí
tienes una lista de elementos a comprobar:
Cuerpo:
palpándole, debes notar las costillas y ninguna otra cosa. Debe haber un «
talle » entre las costillas del perro y su cadera, y el vientre no debe
hundirse. Haz clic aquí para saber más sobre la forma de comprobar el estado
corporal de tu cachorro.
Orejas: las
orejas de tu perro deben estar limpias y desprovistas de cera marrón (o verde),
y no deben desprender olor. Algunas razas de perro de orejas largas necesitan
una limpieza regular, con productos especiales para las orejas (disponibles en
el centro veterinario). Sin embargo, cuidado con lo que utilices para llevar a
cabo esta limpieza: la piel de tu pequeño compañero es muy sensible. Tampoco
realices una limpia demasiado enérgica ni demasiado profunda ya que te
arriesgas a perforar el tímpano.
Ojos: los
ojos deben ser brillantes y claros, y no estar lagrimosos, rojos o hinchados.
Tu cachorro no debe asustarse con la luz, como si le hiciera daño a los ojos.
Nariz: la
superficie debe estar desprovista de costras y la nariz no debe gotear ni
sangrar. Con el tiempo el color puede variar. En muchos casos es normal. Sin
embargo, en algunas circunstancias, un cambio en el color de pigmentación puede
ser debido a un problema de salud. Siempre es aconsejable consultar al
veterinario si observas algún cambio.
Aliento: un
mal aliento puede indicar la existencia de problemas digestivos o dentales, y
pueden derivar en ocasiones a problemas orgánicos. Los dientes deben ser
blancos, sin exceso de sarro (lo que les vuelve gruesos y marrones). En cuanto
a las encías, deben ser rosadas o negras, pero no rojas ni estar hinchadas.
Piel y pelo:
la piel de tu cachorro puede ser rosa o negra, en función de sus pigmentos
naturales. No debe presentar suciedad o heridas. El pelaje debe ser más o menos
espeso (en función de la raza) y brillante, y sin pelos rotos. Tu compañero
puede perder pelos a lo largo de todo el año, pero la pérdida acostumbra a ser
más importante en verano y en otoño. En este caso necesitarás un buen
aspirador. Algunas razas como los caniches no pierden pelo, por lo que
necesitarán un corte de pelo de forma periódica. Si no puedes cortárselo tú
mismo, no olvides incluir este concepto en tu presupuesto.
Uñas: deben
ser suaves y pueden ser blancas o negras. Las uñas rugosas y que se rompen con
facilidad, deben vigilarse. Cuando compruebes el estado de las uñas, no olvides
los espolones, situados en la parte interior de la pata, justo debajo de la
muñeca/tobillo. En algunos perros, estos espolones se sitúan en las patas
delanteras; otros los tienen tanto en las delanteras como en las traseras; y
otros no llegan a tenerlos. Solicita a tu veterinario que te indique cómo
debes cortarle las uñas a tu cachorro para mantenerlas.
Cuidados dentales
Los dientes
y las encías de tu perro son igual de vulnerables a las infecciones que las
tuyas, y pueden ser el origen de malestar, halitosis e incluso de una
enfermedad renal o cardíaca, sino se tratan correctamente. Un simple cepillado
periódico puede ayudar a evitar las enfermedades de las encías y la pérdida de
los dientes. Es mejor coger estos buenos hábitos cuando tu perro es aún
pequeño, para que esté acostumbrado. Utiliza un dentífrico canino con enzimas
(sabor a carne, menta y malta) pero no utilices nunca dentífrico para humanos.
Empieza por
levantar simplemente los labios de cada lado de la boca del cachorro antes de
avanzar, frotando los dientes con un dedo enrollado en una gasa o un guante de
aseo. No te molestes en frotar o limpiar la superficie interna de los dientes
porque, al contrario que los humanos, los perros tienen tendencia a acumular la
placa principalmente en las superficies externas. Después de cada sesión de
limpieza, ofrece al “paciente” una golosina ¡se la merece!
Si tu perro
no quiere que le toques la boca (un problema habitual cuando los cuidados
dentales se inician cuando es más mayor), existen varias soluciones alternativas:
geles de higiene oral, que se adquieren en el centro veterinario, que contienen
enzimas capaces de inhibir las bacterias que provocan la formación de la placa;
cojinetes dentales que se adhieren a las encías; juguetes para roer y
productos dentales para roer especialmente concebidos para reducir la placa y
para masajear las encías. Los alimentos secos para perros también pueden
favorecer la eliminación de la placa dental y del sarro.
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