miércoles, 20 de noviembre de 2013

como reanimar a tu perro



Reanimación
Si tu perro ha dejado de respirar, la respiración artificial podrá mantener el transporte de oxígeno a la sangre que necesita para vivir. Aprendiendo a realizar una reanimación, puedes salvar la vida de tu perro. Si ya sabes usar esta técnica para aplicarla en personas, comprobarás que no es muy diferente en el caso del perro.
En la mayoría de casos la reanimación, tanto si es artificial o cardiopulmonar, sirve únicamente de acto médico destinado a mantener un perro con vida hasta que reciba las atenciones de un veterinario. Si tu perro parece tener problemas cardíacos o respiratorios, contacta inmediatamente con el veterinario.

Cómo llevar a cabo una reanimación
·         Empieza por delimitar el problema en tres tiempos: controlar primero las vías respiratorias, después la respiración y finalmente la circulación. Si el perro no parece respirar, pega tu oreja contra su pecho y comprueba si oyes latir su corazón o que notas su pulso.
·         Ábrele la boca, cógele la lengua y sácala lo máximo posible hacia fuera para que no pueda bloquear la parte posterior de la garganta.
·         Limpia todas las mucosidades y la sangre. Aleja todos los objetos susceptibles de estorbarte. Vigila tus dedos ya que te puede morder.
·         Quítale el collar a tu perro y todo lo que pueda molestarle.
·         Si tu perro tiene líquido en la garganta o se ahoga, sujétalo unos 15 a 30 segundos con la cabeza hacia abajo, manteniéndola al nivel de las patas posteriores. No obstante, verifica antes que no tenga otras heridas, como una pierna rota. Si tienes la impresión de que ha podido sufrir una fractura, sujétalo por la cintura. Pide ayuda si es de tamaño grande.
·         Estira sus patas delanteras hacia adelante para que no descansen encima de su pecho, que es lo que debe poder respirar.
·         Si el perro no empieza a respirar después de la liberación de sus vías respiratorias, procede a la respiración artificial. Ciérrale la boca y pasa una mano por debajo de su mandíbula a modo de apoyo. Pega tu boca en su nariz y espira, para insuflarle el aire en los pulmones por la nariz. No espires demasiado fuerte porque tus pulmones son más grandes que los del animal y podrías llenárselos demasiado.
·         Observa el pecho del perro: ¿Sus pulmones de llenan de aire? Despega tu boca y repite la operación unas seis veces por minuto, tomando la precaución de no inspirar saliva o aire procedente del animal.
·         Puede que tengas que proceder a realizar esta operación durante 30 a 60 minutos, hasta que el perro respire por sí solo. Para controlar sus pulsaciones cardíacas, sitúa tu mano bajo su estómago, subiéndola despacio hacia la tercera o cuarta costilla.


Cómo llevar a cabo una reanimación cardiopulmonar en un perro
Si no notas los latidos del corazón, puede que tengas que llevar a cabo una reanimación cardiopulmonar asociada a una respiración artificial. Un perro que no respira, puede que tenga pulso, pero si el corazón deja de latir, no habrá respiración.
Empieza por situar en una superficie firme, la cabeza de tu perro del lado derecho.
Para las razas de tamaño pequeño, sitúa los extremos de tus dedos a cada lado de la caja torácica (desde la tercera a la sexta costilla empezando desde la cabeza) y ejerce una ligera presión cada segundo.
Para las razas de tamaño grande, utiliza la palma de tus manos en lugar del extremo de tus dedos.
Durante este tiempo también debe mantenerse la respiración artificial. Cada cinco empujes, llénale los pulmones de aire, empezando de nuevo el ciclo completo. Esto permite asegurar que haya aire en los pulmones cuando se restablezca la circulación.

Si el corazón no empieza a latir en unos tres minutos, lamentablemente no se podrá hacer nada.

Amputación



Amputación
Muchos de nosotros hemos visto alguna vez un perro con tres patas, y la mayoría de perros se adaptan muy bien a esta situación. Como consecuencia de un accidente o de una enfermedad, hoy en día la amputación de un miembro es más deseable como alternativa que la eutanasia. Incluso si se requiere una intervención quirúrgica y una larga convalecencia, una amputación puede mejorar considerablemente la calidad de vida del perro, porque elimina la causa de sus dolores y de su sufrimiento. En la mayor parte de los casos, una amputación permite salvar la vida del animal.

A menudo, la amputación es la única posibilidad de salvar la vida de un animal herido a causa de un accidente de carretera o de un cáncer de huesos, o de otras enfermedades graves. Desde luego que es difícil para un perro aprender a desplazarse de una nueva forma, pero la mayoría se adaptan modificando el reparto de peso de su cuerpo y vuelven a aprender a caminar, incluso a correr.
La imagen de un perro feliz y de buen humor, trotando por la calle a tres patas, muestra que la amputación no es forzosamente el fin del mundo. Hay que verlo sobretodo como el inicio de una nueva vida y la posibilidad de alargar la vida de un perro de forma humanitaria, lo cual es positivo.

Cómo ayudar a tu perro a adaptarse

• Después de la operación, tu perro debe permanecer en casa. .
• No le incites a saltar. 
• De hecho, un perro se adapta muy rápidamente, pero sus patas necesitan tiempo para adquirir la fuerza necesaria para soportar todo el peso del cuerpo. Es por eso que debes aumentar su actividad física de forma muy progresiva. 
• Al principio, tu perro no podrá huir de un peligro tan rápido como antes. En consecuencia, tu deberás esforzarte por protegerlo de situaciones de conflicto hasta que sea capaz de defenderse solo. 
• Controla atentamente el peso de tu perro, ya que un aumento comporta una pesada sobrecarga para las patas, que complica mucho el reaprendizaje de tu compañero. Este punto es muy importante, ya que los perros pueden tener tendencia a engordar debido a la disminución de su actividad física. 
• Asegúrate de que el alimento y el agua sean accesibles para él. 
• El cambio sufrido por tu perro puede suscitar cierto nerviosismo en el resto de animales de compañía que tengáis en casa. Debéis empezar por dejar que el paciente rehaga lentamente su relación de contacto con el resto y observa la evolución de la situación. 
• Debes prever tiempo suficiente para la fase de curación y de adaptación.

Ceguera



Ceguera
Es sorprendente constatar que la ceguera no complica demasiado la vida de un perro de compañía, hasta tal punto que numerosos propietarios no se dan cuenta de que su perro ha perdido la visión hasta que se mudan de vivienda o modifican su entorno. Si estás preocupado por la visión de tu perro, deberías llevarlo al veterinario para que lo examine.
Si la agudeza visual de tu perro disminuye poco a poco, como sucede en el caso de las cataratas o de las enfermedades genéticas degenerativas, el perro aprende progresivamente a localizar los muebles, su comedero o incluso las escaleras, de otra forma y las localiza como si estuviera aún en plena posesión de sus facultades visuales. Una mala visión no es forzosamente un obstáculo para que no haga más actividad física al aire libre: un viejo Border Collie ciego desde los siete años de edad es capaz de mostrar habilidades remarcables durante un juego que consista en recuperar objetos. Incluso puede disfrutar de largos paseos atado de la correa, si el suelo es relativamente plano y si conoce el camino.
Pero si tu perro sufre una disminución de la visión, puedes facilitarle las cosas explotando especialmente sus otros sentidos que están intactos.
Todos hablamos a nuestros perros. Adapta tu manera de comunicarte verbalmente con tu perro con ceguera hablándole más a menudo y acentuando más tus inflexiones para él.
·         Puedes utilizar el olfato de tu perro para ayudarle a situarse, delimitándole por esta vía, uno u otro sector de la casa o del piso: por ejemplo, puedes señalarle las fuentes de peligro como las escaleras, mediante pequeñas cantidades de aceite de limón o de un saquito de olor.
·         Evita dejar obstáculos en lugares inesperados y procura no cambiar los muebles de sitio ya que podría provocarle confusión.


Síndrome de disfunción cognitiva (SDC)



Síndrome de disfunción cognitiva (SDC)
Al envejecer, son muchos los perros que tienen tendencia a dormir más y a hacer todo más lentamente. Sin embargo, algunos perros también presentarán cambios de comportamiento anormal. Hasta hace poco estos cambios se atribuían al proceso de envejecimiento, contra el cual no se podía hacer gran cosa. Pero según las opiniones más recientes, estos cambios estarían ligados a un trastorno llamado el síndrome de disfunción cognitiva (SDC), o también disfunción cognitiva canina (DCC), que también se denomina a veces más sencillamente como senilidad.

Un diagnóstico de SDC se realiza en base a varios signos clínicos cuando un perro presenta varios síntomas aparecidos durante la vejez y que no pueden ser atribuidos en su totalidad a otros problemas médicos o físicos.

Por ejemplo, los perros afectados de SDC están desorientados en su entorno habitual, cuando están en casa. Pueden deambular o acurrucarse en una esquina. O incluso, los perros limpios durante toda su vida empiezan a tener pequeños “accidentes”. Algunos dejarán de acoger a su dueño a la puerta o de llevarle la pelota, o dan la impresión de mostrarse indiferentes a los gestos afectuosos. Otros pueden pasar el día durmiendo y en cambio estar inquietos por la noche y deambular cada vez más, como si su ritmo biológico estuviera invertido.

Cuanto más viejo es un perro, más susceptible será de tener problemas de salud. Por eso es importante llevarlo a una revisión veterinaria periódicamente. Solo el veterinario podrá determinar si las modificaciones de comportamiento de tu perro se deben al SDC o a otras enfermedades, como por ejemplo una enfermedad del hígado, del corazón o de los riñones. Si el diagnóstico es de SDC, tu veterinario será el más indicado para recomendarte un tratamiento. 


Sordera en perros




Sordera
Al igual que ocurre en las personas, los perros pueden nacer sordos o perder el oído a consecuencia de un traumatismo, una enfermedad o por la edad. Ciertas razas, como los Dálmatas y el resto de perros blancos, son propensas a los problemas de audición. Como en el perro la sordera es difícil de descubrir, debes acudir al veterinario si tienes la menor sospecha al respecto. Según la causa y la duración de la pérdida de la audición, el tratamiento de la sordera puede ser ligeramente diferente pero, en general, existen varias medidas para tratar a tu compañero de cuatro patas. 
Recuerda que un perro sordo no tiene la capacidad de percibir las manifestaciones sonoras que para nosotros son evidentes. Un ejemplo sería el gruñido y los sonidos amenazantes o emitidos en señal de acercamiento de otros perros. Si el perro no puede percibirlos, se aumenta el riesgo de conflicto y de pelea. Con un poco de precaución y de control físico, tú puedes minimizar estos riesgos.

Sujeción con correa y comunicación con un perro sordo
En general, la sujeción con correa es un método eficaz para atraer la atención del perro en caso de necesidad, incluso dentro de casa. Otro método consiste en sustituir los signos vocales por unos claros signos con la mano, fáciles de reconocer, siendo lo más importante que se utilicen de forma sistemática. Los signos de la mano también son prácticos con los perros dotados de una buena audición pero que han perdido sus facultades sensoriales al envejecer.
Emitir vibraciones, como por ejemplo golpeando el suelo con el pie, también es otro medio de comunicación con un perro sordo.

Educación de un perro sordo

Desde el momento en que tu perro aprende que la docilidad tiene recompensa, también puedes enseñarle los signos de obediencia y de control y reforzarlos, exactamente al igual que las órdenes vocales que se dan a un perro dotado de audición. Al enseñar a un perro sordo a reaccionar al contacto ocular, debes recompensarlo rápidamente si dirige su vista hacia el instructor en respuesta a un ligero golpeteo de la cabeza o a su entrada en el terreno. E incluso una vez que haya aprendido a integrar este aprendizaje, vale la pena fomentar el contacto ocular y reforzarlo al mismo tiempo que otros.